El
ajedrez en la Cataluña de la Edad Media

( Autor: © Alejandro
Melchor )
Como
se sabe desde hace tiempo, la irrupción del ajedrez en
la Península - y consecuentemente, y en parte, con
posterioridad a toda Europa - fue transmitida por los
musulmanes en su conquista de la misma. A partir del
siglo XI (y si bien ya se conocía desde el siglo IX),
las referencias a diversos textos andalusíes aparecen
en los manuscritos árabes hasta llegar a un cierto
esplendor literario entre los siglos XII y XIII; así
pues, al menos desde el principio de este siglo XI, el
ajedrez es practicado y conocido tanto por musulmanes
como cristianos, e incluso judíos.
La Península ibérica
estaba atravesada por la línea divisoria entre dos
mundos, el Islam al Sur y el Norte cristiano. Aferrándose
en las montañas, una pequeña subdivisión de reinos y
condados (Galicia, Norte de Castilla-León, Asturias,
Navarra, comarcas de Sobrarbe y Ribagorza, y « Marcas »
de Urgell y Barcelona) se resiste a los musulmanes,
estos dos últimos Condados a menudo con la ayuda de los
señores occitanos del Languedoc
francés. Sin embargo, fuera de ratzias e
incursiones puntuales a cada lado, esta frontera se
mantuvo permeable al comercio, al conocimiento e incluso
a las personas. Los académicos y médicos estaban en
las escuelas y centros culturales, viajando y
difundiendo las ideas. La floreciente comunidad judía
tenía vínculos que tejen en las ciudades y varios
representantes asumieron altos cargos en las
Administraciones; igualmente grupos enteros aceptaban su
conversión, pasando de una religión a otra, mezclando
ritos y costumbres. Alianzas, a
menudo bodas, unían un Conde o señor cristiano a un príncipe
moro contra otro Conde, o contra otro príncipe (el caso
del El Cid Campeador es el más conocido). Como era de
esperar, el ajedrez finalmente fue conocido y adoptado
en los Reinos septentrionales y alrededor del año 900,
el ajedrez irrumpe en la Cristiandad. Los descubrimintos
arqueológicos confirman este escenario con las piezas más
antiguas encontradas en Europa y a partir de este período ;
así, las cuatro piezas del Monasterio leonés de Peñalba
de Santiago, las ocho del Monasterio gallego de Celanova
(ambas en la década de 930), las tres del riojano San
Miguel de la Cogolla (1033) o el conjunto de la
Colegiata de Àger, Lleida, también de mediados del
Siglo XI.
En
el caso concreto de Cataluña el juego del ajedrez se
introdujo en los períodos de intenso contacto con el
Califato de Córdoba, y especialmente a través del que
tuvo el Conde Ramón Borrell II de Barcelona (927-992) y
su hermano menor, Ermengol, con los califas Add alRahman
III y su sucesor Alhakam II entre los años 940-975
habiendo firmado acuerdos de paz, y a raíz del
intercambio de “embajadas” – y por lo tanto de
presentes y regalos – tal como refleja un texto del árabe
Ibn Hayyan. A primeros del pasado siglo el historiador
Josep Brunet i Bellet apuntó que probablemente en la
corte barcelonesa ya se debía conocer el juego en el
siglo X,... y seguramente también en el Condado de
Urgell...
En
referencia a la implantación del ajedrez en el área
pirenaica – y en especial en el Condado de Urgel -,
las pruebas de naturaleza física como son las piezas,
vienen complementadas por un conjunto de datos tanto o más
demostrativos, y es que en los albores del año mil
aparecen una serie de documentos de naturaleza
testamentaria que convierten a nuestra zona en el más
rico yacimiento cristiano-europeo de textos escritos
tempranos sobre la implantación del ajedrez. El
iniciador de la dinastía privativa de los Urgel, el Conde Ermengol
I es conocido porque en su testamento se da la
primera descripción documental de todo el Occidente
donde se cita al ajedrez (véase el artículo publicado
anteriormente).
De
todo el siglo XI quedan 9
documentos cristianos con alguna referencia al ajedrez,
y 6 de ellos proceden de Urgell o áreas vecinas, lo que
supone una abrumadora proporción. Lo más importante es
además la armonía del protagonismo ajedrecístico con
el contexto histórico general de trasvase de
conocimientos. El área pirenaica y el cercano
Monasterio de Ripoll fueron un activo centro cultural
desde tiempos visigóticos, y su importancia creció
tras la invasión musulmana, y se convirtió entonces en
un foco de intercambio, tanto cultural como comercial.
La vía de conexión con Europa que trazan estas líneas
es sugerente para imaginar la transmisión del ajedrez.
Como podemos observar, la importancia del Condado de
Urgel es manifiesta en todo el desarrollo de la evolución
del ajedrez, y esto puede demostrarse una vez más por
dos últimos detalles:
-
Por un lado, la adopción, casual o no, del escudo
ajedrezado en oro y sable - también llamado en heráldica
castellana jaquelado o escacado - que bien pudo tener su
origen en la trasmisión oral intrafamiliar del episodio
de la batalla que en el 1010 libraron los hombres de
Ermengol ( y el Conde de Barcelona Ramón Borrell ), ! poco
despues de la fecha de su testamento
!,
contra los bereberes cerca de Medina Azahara, en Andalucía
- por cierto, donde el Conde quedó malherido, muriendo
al poco tiempo -, y que lo convirtió en el emblema
de la casa de Urgell. Aunque aparece también en las
armas de otros linajes y otros países, ninguna familia
como ella puede aducir una conexión ajedrecística tan
antigua y bien documentada.
A
finales del siglo XIX, el investigador Josep Brunet i
Bellet se entera de la existencia de unas piezas
antiguas custodiadas en la parroquia de Sant Vicenç de
Àger - se conocía ya de su existencia a través de un
inventario del siglo XVI -, y pasa a su estudio.
Actualmente se sabe que dichas piezas corresponden
aprox. a mediados del siglo XI ! precisamente en el mismo
lugar y espacio de tiempo en el que
el Vizcondado de Àger era vasallo del Condado de
Urgell, y al cual pertenecía ! ( El investigador
Salvador Juanpere aventura la hipótesis de que era uno
de los juegos que aparecían inventariados en el
documento de Arnau Mir de Tost, ya que era él el Señor
feudal en dicha plaza ).
En realidad las piezas pertenecían a la vecina Colegiata
de Sant Pere de Àger ,
y han sido exhaustivamente estudiadas en diversos artículos
y revistas, e incluso expuestas al público en
acontecimientos importantes. Se custodian en el Museo
Diocesano de Lleida, y a lo largo de medio siglo desde
su descubrimiento sufrieron una tortuosa historia, casi
novelesca.
El
estilo de obra es el mismo que otras piezas islámicas
de cristal que quedan repartidas en Europa. Se conservan 19 de ellas, y las
otras restantes - 13 - bien podrían ser unas que a
principios del siglo XX poseía una acaudalada condesa
parisina, y que presumiblemente se expusieron en la
introducción del Metropolitan Museum de Nueva York en
1968, o bien unas pocas que todavía se muestran en el
Museo Nacional de Kuwait, ya que son idénticas en
estilo a las de Àger.
Las piezas se
adscriben al periodo denominado de arte fatimita,
originario de Egipto, y caracterizado por su gran
destreza en la manufactura del cristal de roca. Este
mineral es una variante del cuarzo, incoloro y
transparente que se caracteriza por presentar un aspecto
duro y compacto y que bien podría ejercer una gran
atracción por su valor estético. El diseño y tallado
de las piezas se hacía por lo general siguiendo un plan
abstracto y no figurativo, y la técnica consistía en
una incisión profunda con un torno y de polvos de
piedra como el corindón o el diamante mezclado con
aceite abrasivo. Dadas las estrechas relaciones de Córdoba
con las zonas cristianas que albergaban las piezas, el
origen andalusí parece muy probable, porque es el modo
más sencillo de explicar su procedencia, amén de que
Al-Andalus era rica en yacimientos minerales.
En cuanto al tablero,
aunque desaparecido, tal como se mencionaban en los
testamentos, debería de ser un material noble a juego
con las piezas, probablemente de marfil o cristal. La
adopción de materiales más resistentes que el cuero,
la tela o la madera musulmana, fue de hecho una invención
cristiano-europea de este momento y ello queda
refrendado porque algunos héroes de cantares de gesta
los emplean como armas.
- El otro hecho relevante que ha pasado inadvertido
por los historiadores, pero que yo juzgo de capital
importancia en el desarrollo del ajedrez en nuestra área
pirenaica y posterior transmisión hacia la Europa
central es la figura de Gerbert d’Aurillac.
Este monje francés, conocido por ser el futuro Papa
Silvestre II el año 999, estuvo estudiando en su
juventud en el Monasterio de Ripoll ( Gerona ) y en la
Colegiata de Vic ( Barcelona ), aproximadamente entre el
967 y 970 invitado bajo el mecenazgo del Conde Borrell
II ( padre de Ermengol ). Se cree posible que viajase a
Sevilla y/o Córdoba, (
y por lo tanto, entró en contacto con la ciencia árabe)
y es casi seguro que allí pudo conocer también … el
ajedrez.. Gerbert conoció de primera mano la nobleza
catalana de finales de Siglo X y en su posterior marcha
a Roma hizo, de
tutor de Otón III por encargo de su padre Otón II (
emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico );
conociendo su gusto por la lógica y la matemática (
que como hemos dicho aprendió probablemente de los árabes
en sus viajes al Al-Andalus y se llevó posteriormente a
Ripoll ), parecería que fuese una persona especialmente
dotada para apreciar los beneficios del juego. El Conde
Ermengol, aunque nació cuando el monje ya había
completado su instrucción en Ripoll, viajó dos veces a
Roma ( el 998 y el 1001 ) para entrevistarse con el
monje, a la sazón ya conocido como Papa Silvestre II ;
esto es, ambos mandatarios no sólo se conocieron, sino
que ! ambos sabían de la existencia del ajedrez
por vías paralelas !.
De hecho, la idea no es nueva, y ya fue planteada
en 1985 por el historiador y Maestro Internacional de
ajedrez inglés Richard Eales en su libro « Chess :
The History of the game » - pág. 42 - y en
trabajos posteriores por Hillary Svoboda
( en « The Chess Queen » ) y Betty
Mayfield ( « Gerbert d'Aurillac and the March of Spain: A
Convergence of Cultures “ ). En este último artículo
se resalta que la intención de Gerbert en su estancia
en Ripoll no fue otra que el estudio y traducción de
importantes obras árabes que conservaba el Monasterio,
principalmente de matemáticas, pero que, como se ha
dicho, también pudo haber incorporado el uso del
ajedrez en sus enseñanzas posteriores como exposición
de la sofisticada educación nutrida en fuentes árabes
e ibéricas ( como indico, por ejemplo, en la tutoría
de Otón III ).
Tras el testamento de Ermengol
( 1007 ) se conocen otros dos datados en 1045; el del clérigo
Seniofred también pertenece al área del Condado de
Urgel, y en él la donación "ad opera" se
trasmite al convento de Sant Julià de Bar. El llamado
de Ramón Levita, aunque se circunscribe al área de
Badalona, tiene frecuentes menciones a Urgell; consiste
en un legado intrafamiliar de un tablero y juego de
ajedrez de hueso ( "exchacos de osso" ) con lo
que se refrenda que las clases modestas se tenían que
contentar con materiales menos nobles que los empleados
por los altos dignatarios. El siguiente dato aparece en
el año 1058 cuando la Condesa Ermessinda, viuda del
Conde Ramón Borrell, y cuñada entonces de Ermengol I,
dona de igual modo su ajedrez cristalino ( "suos
exchacos cristallinos" ) al mismo monasterio de
Sant Gilles al que iba dirigido la donación de Ermengol
( véase la “trayectoria” más allá de los
Pirineos, Sant Gilles, cerca de Nimes, era entonces
tierra de los Condados catalanes ). Con
ello el albacea judío de la Condesa, Guillermus
Guifredi Levita, no hace más que corroborar lo que ya
se presumía, que la nobleza disponía de piezas de
plata, marfil o cristal de roca, equiparable a su
status.
Un
documento más importante en cuanto a su descripción es
el del inventario llamado de Arsenda, del año 1068
proveniente de Áger - también en el condado de
Urgel - en el que esta mujer dona a su marido, Arnau Mir
de Tost, una serie de ajedreces con la orden de
preservación de los mismos. Entre otras voluntades
expresa que su esposo puede disponer de las piezas y los
tableros libremente. Esta cláusula nos advierte de la
rareza y valor que debían de tener los juegos de
ajedrez de la época, lo que no es de extrañar ya que
los condados estaban en frecuente lucha con los
musulmanes, y o bien pudo adquirirlo en un botín de
guerra, o incluso como había relaciones comerciales con
el Reino andalusí, pudo conseguirlo como objeto de
compra-venta de lujo. Arnau Mir de Tost es un personaje
conocido y bien estudiado por la Historia ya que fue un
vasallo de los señores de Urgell con los que incluso se
emparentó, y de hecho fue el iniciador del Vizcondado
del Bajo Urgell. Antes de peregrinar a Santiago de
Compostela en el 1071, el mismo vizconde hace
inventariar el legado que le dejó su esposa, y así
describe: " Et tabulas argenteas cum illorum
tabuler XIII partitos " - 13 pares de tableros
de plata -, " III esgabs vivoril " - 3
juegos de marfil -, " et alios III parilios de
cristallo " - y otros tres de cristal -.
Paulatinamente, el juego
de ajedrez fue difundiéndose por el resto de posesiones
de la conocida como Marca Hispánica, y que abarcaba
varios Condados. El ajedrez era considerado como un arte
de vivir por los nobles, aunque, sin embargo,
también se prevenía al “vulgo” de sus
efectos perniciosos; veamos lo que se comentaba en el
“Usatici Barchinone” ( Usatges de Barcelona, nuevas
normas cívicas, entre otras cosas ): “ Deu procurare
que no hi hagi en el Castell ni taules ni escschs, perquè
auestos jochs fomentan la peressa i excitan las barallas
..”.
Una
vez más en nuestro contexto, para la Historiografía
ajedrecística, quedó algo olvidado el hecho de que en
las excavaciones iniciadas en 1986 en una antigua Baronía
próxima a La Pobla de Lillet se hubiesen encontrado un
escudo de piedra del Condado, así como una pieza de
ajedrez, ésta última posiblemente del Siglo XII o
XIII. Recapitulemos: La baronía de Mataplana – pues
de ella se trata – está situada a pocos Kms. de La
Pobla, en
medio de un valle y un paisaje típico de la comarca
vecina del Ripollès, en el término municipal de Gombrèn,
y al parecer fue fundada por la escisión de un noble
del Vizcondado de Berga ya durante el Siglo XI. No es
prueba concluyente, pero ya un Siglo antes, entre el 898
hasta el 998, esta zona fue feudataria del Condado de la
Cerdanya – posteriormente lo sería del Urgell – y
como tal se encontró durante las excavaciones del
Castillo homónimo un escudo de dicha familia, labrado
en oro y sable, ( también llamado en heráldica
castellana “jaquelado” o “escacado” ), y que,
como se ha dicho antes, viene a demostrar la influencia
del ajedrez en el Condado y en la dinastía Mataplana.
Escudo
« ajedrezado » del Castillo de Mataplana
expuesta en la Mostra Museogràfica Permanent
Comte Arnau del Casal de Cultura de la Vila de
Gombrèn en el Ripollès
Como se ha dicho, la Baronía de Mataplana tuvo
su periodo de desarrollo entre el Siglo XI y finales del
XIV, pero hay un par de acontecimientos a caballo entre
dicho Siglo XI y el XIII de gran trascendencia para
nosotros.
A partir del Siglo XII, el juego
ya era objeto de especial estimación por parte de la
nobleza y de todos aquellos que disfrutaban la vida
cortesana. El ajedrez era considerado una de las
disciplinas que se enseñaba a los jóvenes de la corte
al mismo tiempo que el latín, la caza o los deportes
ecuestres: y de ahí que conllevara un modelo de
comportamiento de los caballeros. Por ello no es de
extrañar que en la época de la corte del Barón Huguet
de Mataplana ( 1174?-1213 ) se cultivase su práctica.
La prueba más clarificadora de ello nos viene dada por
un documento escrito. Se sabe que Huguet fue un
personaje culto y refinado, protector de juglares y
trovadores y que en su castillo acogió al gran Ramón
Vidal de Besalú – quien probablemente le dio
lecciones de occitano y del arte de trovar, ya que del
mismo Barón se conservan algunos fragmentos de obras -.
En su obra “So fo’l temps c’om era jais”el
trovador de Besalú nos describe muy gráficamente lo
que ocurría y él mismo vio en la segunda planta de la
torre principal: “Unos iban y venían por la sala, por
tal como es muy gentil jugaban a juegos de mesa y al ajedrez
sobre tapices y cojines, verdes, rojos, de indio y
azules.” (“Per la sala e say e lay, per so car mot
pus gen n’estay, ac joc de taulas e d’escax per tapís
e per almatracx vertz e vermelhs, indis e blaus” en su
original occitano). Precisamente una pieza encontrada se
halló en las ruinas de dicha torre, por lo que no sería
nada descabellado pensar que fue la misma que pudo ver
el propio Ramón Vidal.
La pieza que se encontró en 1986 formaba parte
de este período y pudo haber llegado allí a través
del conjunto de algún juego por herencia intrafamiliar,
fruto de alguna conquista contra los árabes o más
probablemente de algún intercambio comercial. En el
primer caso, no debemos olvidar que los Mataplana eran
feudatarios del Condado de Urgell, ( que como se ha
dicho, su escudo de armas ajedrezado así lo atestiguaba
en el frontispicio del castillo ). En los otros dos
casos, hemos de indicar que el Barón participó en la
famosa batalla de Las Navas de Tolosa ( 1212 ) contra
los árabes y allí pudo
conseguir tan preciado “tesoro”, o bien intercambiar
algún regalo con sus vecinos del sur de la comarca del
Condado, cercana a la ciudad de Lérida, que es donde
estaba establecida aproximadamente la “frontera
musulmana”.
Pieza
de ajedrez del Castillo de Mataplana expuesta en la
Mostra Museogràfica Permanent
Comte Arnau del Casal de Cultura de la Vila de
Gombrèn ( Ripollès )
Si
observamos las fotografías, la pieza parece ser, como
recoge el texto de la misma, efectivamente un caballo.
Pero este hecho no es tan fácil de dilucidar a simple
vista y para llegar a tal conclusión debemos de
considerar otros ejemplares conocidos, y particularmente
al igual que el estudioso francés Jean Louis Cazaux ( http://history.chess.free.fr/first-european.htm
), me inclino a pensar que más bien pudiese ser un alfil. De los
dos ejemplares, uno está en el Museo del Louvre (aprox. S.IX) y el
otro en el Metropolitan Museum of Art (S.XII), ambos
catalogados como “arábigos”. De la comparación
visual se puede establecer la diferencia; a la
izquierda, y según Colleen Schafroth ( en su obra
« The Art of chess », 2002 ), el caballo de
estilo arábigo ( o mozárabe ), encontrado en Europa -
pero sin saber dónde exactamente - con una única
protuberancia representando la cabeza. Como puede
observarse con respecto a esta foto, en la de la derecha
el cambio significativo de la parte frontal viene
caracterizada por dos protuberancias, correspondientes a
la pieza « elefante » ( fil árabe ) y las
antiguas reminiscencias de sus colmillos. El
« fil » saltaba hasta el segundo cuadrado
diagonal sin ocupar nunca el primer cuadrado. Esta
segunda pieza provendría del Sur de Sicilia o de España.
Lo único seguro es que están hechas de marfil, lo que
indican su estado de “distinción”. Por último,
comentar también que si bien nuestro ejemplo está
rotulada como perteneciente al S.XIII (¿?), ello no
tiene que ser necesariamente así, y de hecho, aunque
sea un tanto románticamente, a nosotros nos gustaría
situarla dentro del contexto del Conde Hug y su amigo
Ramón Vidal de Besalú, esto es, a finales del Siglo
anterior.
Castillo-Residencia
del Barón de Mataplana
El
siguiente dato del que tenemos referencia es del siglo
siguiente, cuando Melgauli o Ponç V, Conde de Ampurias
deposita en la tesorería de la Catedral de Girona ( 1309
) un juego de ajedrez de valor incalculable, como prenda de sus deudas. El
objeto tenía los pies de plata siendo los recuadros de
jaspe y cristal, así como las piezas, y con
incrustaciones de pequeñas perlas; en los ángulos
aparecían cuatro leones de plata. La caja de madera que
cerraba el tablero y las piezas llevaban las águilas de
Sicilia, lo que indica su procedencia.
Otra
referencia, es un documento notarial de 1333
perteneciente a Pere de Bianya ( prov. de Gerona ) sobre
un ajedrez grande de marfil dado como pago a unos
prestamistas judíos.
En
el archivo de la Corona de Aragón de Barcelona se
guarda otro documento fechado en 1335 que habla de un ajedrez de Jaume
de Eristiç y que dice: "Ordre del Rei ( Alfons IV
) al veguer de Barcelona sobre la queixa de Jaume d'
Eristiç, natural de Pisa, al que viatjant en la seva
nau li robaren tot el que portava els capitans
barcelonins Ramón de Papiol i Francesc de Finestres,
inclòs un meravellós joc d'escacs de marfil”.
El juego tenía una literatura
considerable, y mucho más debiese haber sobrevivido
hasta nuestros días de lo que deberíamos haber
anticipado, cuando se recuerda que el juego se volvió
“ obsoleto” poco después de la invención de la
imprenta. Una pérdida notable fue un poema catalán de
Moses Azan del cual una versión de 1350 en castellano
estuvo en El Escorial ( Van der Linde, “ Geschichte
und Litteratur des Schachspiels “ – 1874/5 ).
En determinados momentos de la Historia, tanto el
ajedrez como otros juegos diversos estuvieron prohibidos
o reglados por las autoridades. Veamos un texto de 1375
procedente del archivo parroquial de La Pobla:
“Encara, com per joc molts mals se seguexen, vol e
mana lo dit senyor que neguna persona no gas ni asaig
amagadament ni manifesta de jugar a negun joch de da.us
ni de dintaurell ho maaleta ni altre joch on diners se
perden ho vaien, sots pena de .v. sous a cascun qui
contrafara per cascuna vegada, sens amor que non aura.
En ac;ó empero no son ;ochs de taules, ni d’escachs,
ni de palet, ni d’estaquera, m de balesta” ( catalán
antiguo, pero fácilmente comprensible )
También
hay una referencia al Príncipe de Viana del año 1410
donde se lee:
" un taulell ab sos escachs de os, e te entorn tota
la historia de Sant Jordi obrada per personatjes ".
En un inventario de bienes del
Rey Martí l' Humà
del mismo año 1410 hace referencia de varias mesas-tablero y diversas
colecciones de piezas confeccionadas en ébano, jaspe,
marfil, cristal, nácar, etc. guarnecidas de plata y
doce tableros con sus respectivos juegos. En el mismo
inventario se habla de " una pedre de gaspi
obrada a manera de Scach ab un cordó negre ",
igualmente también constan seis libros de ajedrez,
cuatro escritos en catalán y dos en francés.
Y
en 1461 también parece que de nuevo en La Pobla
de Lillet conocían el ajedrez en plena Edad Media. Mírese
sino hacia el final del texto, en las líneas 21 y 22,
que aparece inventariado este documento del pavorde
Conill.
A
partir de aquí, la bibliografía está extensamente
investigada y publicada sus conclusiones. Aunque en 1283
el rey Alfonso X El Sabio ya había escrito su
conocido códice - primer texto en castellano antiguo
- donde se dedica una tercera parte del volumen a
diferentes juegos de mesa, y el resto al ajedrez, en los
países de lengua catalana y tras la invención de la
imprenta en 1440 se publica el poema " Schachs
d'amor " ( c. 1475 )). Se trata
de un poema alegórico cuya trascendencia viene dada por
ser el primer texto conservado sobre ajedrez
moderno lo que puede observarse en la partida que
disputan los caballeros Castellví y Vinyoles; en ella,
el Nuevo juego difiere del " viejo " en dos
aspectos fundamentales: la Dama y el Alfil cambian las
Reglas y privilegios medievales por sus movimientos
actuales. Como el libro fue publicado en Valencia, lo
verdaderamente trascendental es, según la teoría de su
impulsor, ya totalmente refrendada, el conocido Ricardo
Calvo, que el ajedrez moderno tuvo su origen en dicha
ciudad.
Esta
idea viene además avalada por un descubrimiento
posterior, como es el análisis exhaustivo del
" Llibre dels jochs partitis dels shachs
".
Este texto, datado en 1495,
ha tenido una azarosa historia hasta, al parecer, su
desaparición definitiva a comienzos del siglo XIX. El
investigador valenciano José A. Garzón le ha dedicado
muchas horas de estudio y en sus pesquisas publicadas en
un libro en el año 2001 y en otro posterior, concluye
que el incunable tendría alrededor de 125 páginas,
conteniendo 100 problemas ordenados presumiblemente en
forma creciente tanto de " ajedrez viejo" como
de " ajedrez a la rabiosa" - siguiendo la
terminología posterior de Lucena, en la que el
movimiento de la dama adquiere sus nuevas características
-. Lo más llamativo de su último estudio es que, en su
opinión, se ha podido rescatar la obra perdida durante
... ¡ quinientos años !, ya que al parecer su autor,
Francesch Vicent, se vio obligado a huir a Italia
escapando de la Inquisición, y allí ha sido encontrada
una copia en la Biblioteca Malatestiana de Cesena datada
en el año 1502. Lo que al parecer tampoco cabe duda es
que este tratado es el origen de otros textos que hasta
el momento habían manejado los investigadores erróneamente,
como el caso del llamado Manuscrito de Lucena, que sería
una traducción al castellano del original de Vicent
escrito en valenciano, o el Libro de Damiano, quizás un
pseudónimo cifrado que escondería la verdadera
personalidad de Vicent. El manuscrito, escrito siete años
mas tarde de la data de creación del libro, puede ser
por tanto una copia que se hizo a posteriori, práctica
habitual de la época, ya que era la única manera de
propagar el saber: hacer copias de los manuscritos
originales.
Claro
que si uno entra en la página web de la referida
Biblioteca, el manuscrito de Vicent no aparece en su
base de datos.... así como tampoco en su blog de
noticias. Más de uno puede pensar si realmente es ese
el libro que se andaba buscando, pero todas estas
disquisiciones nos darían más pie a una
novela detectivesca,... y esa es ya otra Historia ...
Finalmente cabe mencionar que en inventarios de
sus propietarios y subastas de bienes en los mercados y
calles de las principales ciudades catalanas, se da
cuenta de las propiedades de juegos de ajedrez por parte
de ciudadanos anónimos, no sólo de aquellos de cierta
“posición” económica ( nobles y eclesiásticos ),
sino de cualquiera que fuese su escala social. A través
del trabajo de Jordi Bolós e Imma Sánchez-Boira “
Inventaris i encants del Archivo Capitular de Lleida (
S. XIV-XVI ) ” tenemos una relación de las
colecciones que se citan ( pero también se conoce la
misma situación en Girona y Barcelona ). Así por
ejemplo, en dicho estudio, se indica que en la entrada a
la casa de un tal Bernat deVall-llonga, canónico de la
Seu en 1394 había una mesa de ajedrez, o en un
inventario del eclesiástico Jaume Riquer de 1545, éste
tenía diversos juegos “de mesa”, amén de uno
propio de ajedrez, e igualmente en los bienes del clérigo
Mateu Sanç, fallecido a inicios de 1550, y subastados
poco después, se cita un tablero de ajedrez por valor
de 6 “sous”, y así tantos ejemplos que cubren desde
1348 hasta 1563.
Alejandro
Melchor
(29
Mayo 2017 - Actualizado el 27 Mayo 2020) |