El
día que Antonio Medina derrotó a Fischer

(
Autor: © Miguel Ángel Nepomuceno )
Lo fue todo en el ajedrez español durante más de seis
décadas: siete veces campeón de España, campeón de
EEUU, campeón centroamericano y del Caribe, varias
veces clasificado para los torneos zonales al campeonato
del mundo, veintidós veces olímpico, árbitro
internacional en las más importantes pruebas del siglo
y uno de los contadísimos jugadores del mundo que puede
decir con orgullo que ha derrotado a Bobby Fischer.
Conocí
a Antonio en 1962 recién llegado de Caracas, durante
una de sus muchas visitas a mi ciudad, León, donde ofreció una de sus primeras
simultáneas al
regresar. Jugué infinidad de partidas con él,
tanto amistosas como en Campeonatos de España
individuales y por equipos y puedo decir sin temor a
equivocarme que no he encontrado una persona más ecuánime
ni generosa a la hora de ganar o perder una partida.
Antonio siempre analizaba horas y horas para encontrar
los movimientos que, según él, “había hecho mal”,
pero alabando reiteradamente
los méritos de quien le había derrotado, muchas
veces inmerecidos. Tuve el honor de ser su compañero de
equipo durante seis temporadas en el CLUB DE AJEDREZ
OLOT de Gerona, donde además de compartir triunfos y
derrotas pasábamos tardes charlando, porque las noches
eran privativas para ir al cine o leer una de aquellas
noveles negras que siempre llevaba bien apretada debajo
de su brazo, como si le fuera la vida en ello. Hablábamos
de la historia del ajedrez español de la que Medina había
sido parte tan decisiva.
Muchas
horas de discusión de una de las variantes que más le
gustaban y también más quebraderos de cabeza le
ocasionó, el Dragón acelerado, que llegó a dominar
con la soltura y fuerza de un gran maestro.
Precisamente,
con motivo de estudiar esa variante una de aquellas
tardes primaverales paseando por Olot, llegamos a la
siempre gratificante
conversación de rescatar del recuerdo uno de sus
triunfos más alabados y agotadores, precisamente sobre
Alekhine, su admirado campeón, en aquel Torneo de Gijón
de 1945 cuando en la última ronda, la novena, el campeón
del mundo luchó como jamás lo había hecho para
librarse de la tremenda argolla con la que Antonio le
había sujetado a lo largo de dos extenuantes días.
“Fue
como escalar el Everest sin oxígeno,”
decía Antonio con la mirada fija en el fianchettado
alfil negro que acariciaba con delicadeza al tiempo que
esbozaba una leve sonrisa de satisfacción.
“Alekhine
todavía tenía chances de ganar el torneo pero yo había
llegado a una posición de las que a mi más me
entusiasman: juego en el flanco combinado con ataque al
enroque. Alekhine arriesgó porque veía que estaba
entrando en una posición inferior. Conseguí colocar un
gran caballo en d5 y ganarle la calidad, pero lejos de
ser fácil la victoria el gran luchador que era Alekhine
cambió las damas y entró en un final semiperdido con
calidad y peón de menos pero muy activo. La gente se
arremolinaba alrededor de nuestra partida, quiero
imaginar que deseando que ganara un compatriota. Se
aplazó dos veces y al día siguiente al fin Alekhine me
dio la mano en el movimiento 84.
¿Qué
sentiste al haber ganado a tu ídolo?
-Una
alegría como jamás había tenido. Date cuenta que era
Alekhine, si, ya sé, en el declive de su carrera, pero
era todavía un jugador letal para cualquiera si le
pillabas en racha. Era mi ídolo y en el fondo me embargó
una leve amargura de verle abatido frente a mí mientras
colocaba sus lentes de concha en su funda y los aplausos
se hacían insoportables al menos para mí en una de las
mayores ovaciones que jamás he tenido y eso que tuve
otra enrome en Caracas allá por los 60 cuando gané a
Fischer”
-Eso
nunca me lo habías contado, digo lo de Fischer…
Sin
aparentar atención a mis palabras comenzó
a diseccionar el ambiente que se respiraba en
aquel Gijón de posguerra que tantos recuerdos le traía
cuando por la calle Corrida podías ver cualquier
tarde-noche de agosto a un joven de 15 años llamado
Eugenio Salomon paseando colgado del brazo de Alekhine
sin quitarle ojo o sentados en las terrazas de las
iluminadas cafeterías en distendida charla a Pablo Morán
con Rico y de las Clotas, o a Vicente González con
Manpel y él, de pronto se gira y me mira por encima de
aquellos pulidos lentes de ejecutivo que Antonio lucía
con el mismo donaire que el santo Padre porta la mitra
papal y me espeta: “¿No
sabías
que vencí a Fischer y quedé por delante de él en un
torneo en Caracas en 1960? Creo que ya te lo había
contado hace tiempo en León”.
-Nada,
en absoluto. Le
respondo.
Se
detiene sonríe y añade: “pocos pueden presumir de esa hazaña y sin embargo nunca la he
comentado porque me parecía un tanto presuntuosa, pero
ahora que estamos solos y hablando de uno de los tres
grandes, (para Antonio los otros dos eran Tahl y
Fischer), quiero contarte algo que pasó hace más de
dos décadas”.
Lo decía con ese tono de parecer que te está pidiendo
perdón por una ofensa. Así de modesto era nuestro
campeón.
“Durante
mi estancia en Caracas,
donde tuve la fortuna de quedar campeón nacional y de
los EE.UU y del caribe en los juegos panamericanos, la
Peña Alexander Boveda de Caracas organizó en agosto de
1960 un festival de ajedrez en el que entre otros
jugadores destacados invitaron a Robert Fischer. Las
actividades de este evento tenían por objeto medir las
fuerzas de los jugadores locales con los extranjeros y
ver cómo nos desenvolvíamos, yo como campeón en esos
momentos y los restantes como prometedores maestros ante
un jugador de la talla del por entonces tricampeón
norteamericano,
lo que siempre causaba sensación.”
El día 2 de
agosto Fischer se presentó a la afición caraqueña a
las 20.30 horas para jugar contra 47 adversarios en el
patio del Lar Gallego, donde acudieron más de 100
jugadores, muchos de ellos tuvieron que ser rechazados
por no llevar su tablero y otros 200 espectadores
rodeaban el cuadrilátero de la exhibición. La lucha
fue muy intensa y Fischer se tuvo que emplear a fondo
ante la fuerza de los contendientes. Tras 5 horas largas
dando vueltas por el cuadrilátero y cuando los relojes
marcaban la 1.40 horas, Fischer concluyó con +39-2=6.
“Al
día siguiente de esta exhibición, nos decía Antonio,
se organizó en el Club Boveda
un torneo
liga a 10 minutos entre 10 jugadores seleccionados de
primera fuerza. Tuve la suerte de ganar
todas las partidas haciendo 9 de 9 con victoria
sobre Fischer con negras en una Steinitz diferida. El
americano perdió otra con Tapaszto y acabó segundo”.
Fischer todavía ofreció otras dos exhibiciones los días
siguientes contra 25 en el club de Carabobo patrocinado
por la asociación norteamericana, ganando todas y en el
club Puerto Azul contra otros 25 haciendo +20-2=3.
Los resultados totales del americano en Venezuela en
1960, fueron 106 juegos disputados con 91 ganadas, 6
perdidas y 9 tablas.
Cuando concluyó su relato, Antonio se me quedó mirando
con aquella sonrisa pícara y añadió: “A
ver si ahora lo vas a contar a todos, fue mucha suerte
la que tuve, así que lo mejor es olvidarlo”.
Le
prometí que nada escribiría al menos mientras él no
me diera permiso, pero que me enseñara la partida. Si,
vamos y te la muestro, para
enseguida recalcar: “Bueno,
respecto a la publicación haz lo que creas oportuno,
la historia es real y ahora cuando lleguemos al
Montsacopa (hotel donde nos alojábamos), te daré el
recorte de la revista donde viene reflejado y veremos la
partida.” Y así fue. Me mostró la partida
que al parecer ya había hecho en 1972 ante una copiosa
audiencia en León, pero la había semi-camuflado con
los análisis que sobre el tablero mural estaba haciendo
de la Steintz Diferida y pasó ante nuestros ojos, al
menos ante los míos, como una variante más de la Española.
Intenté varias veces que me la dejara copiar pero eso
fue más difícil que ganarle a Alekhine. Jamás lo
permitió porque decía que había tenido suerte y que
no tenía mérito alguno. Antonio era la modestia
personificada y jamás alardeó de nada y menos de un
triunfo ante Bobby Fischer. Fue un honor compartir con
él 20 años de buen ajedrez.
Torneo
Blitz (10 min) - Caracas 1960
|
+ |
= |
- |
Puntos |
1- Antonio Medina |
9 |
0 |
0 |
9.0 |
2- Bobby Fischer |
7 |
0 |
2 |
7.0 |
3- Celso Sánchez |
6 |
0 |
3 |
6.0 |
4- Laszlo Tapaszto |
6 |
0 |
3 |
6.0 |
5- Manuel Belmonte |
4 |
1 |
4 |
4.5 |
6- León Schorr |
4 |
0 |
5 |
4.0 |
7- Salvador Díaz |
4 |
0 |
5 |
4.0 |
8- A. Sadde |
2 |
1 |
6 |
2.5 |
9- Isidoro Cherem |
1 |
0 |
8 |
1.0 |
10-
Pedro Galarraga |
1 |
0 |
8 |
1.0 |
Miguel
Ángel Nepomuceno
(01
Mayo 2017, publicado originariamente en Diario de León
en 1980)
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